El debate en torno a la biometría

[et_pb_section fb_built=»1″ theme_builder_area=»post_content» _builder_version=»4.21.0″ _module_preset=»default»][et_pb_row _builder_version=»4.21.0″ _module_preset=»default» theme_builder_area=»post_content»][et_pb_column _builder_version=»4.21.0″ _module_preset=»default» type=»4_4″ theme_builder_area=»post_content»][et_pb_text _builder_version=»4.21.0″ _module_preset=»default» theme_builder_area=»post_content» hover_enabled=»0″ sticky_enabled=»0″]

¿Cómo podemos enfriar el acalorado debate y hacer un análisis racional de la relación costo-beneficio de las tecnologías biométricas? En mi opinión, lo primero que hay que hacer es aclarar tres fuentes de confusión.

En primer lugar, tenemos que ponernos de acuerdo sobre el significado de la palabra «biometría», que lamentablemente está empezando a adquirir connotaciones negativas y a evocar imágenes totalitarias de vigilancia masiva. No se puede negar que la naturaleza permanente y exclusivamente individual de los datos biométricos los sitúa en una categoría propia. Pero eso no los hace automáticamente más sensibles que otros tipos de información personal. Probablemente nos preocuparía mucho más si alguien descubriera el nombre de usuario y la contraseña de nuestra cuenta bancaria. Lo que realmente preocupa no es la naturaleza de los datos biométricos en sí, sino las nuevas formas de analizarlos y el uso o abuso que pueda hacerse de ellos.

Lo que nos lleva a la segunda fuente de confusión. Los datos biométricos tienen básicamente dos usos -autenticación e identificación- y poco tienen que ver entre sí. La autenticación consiste en proporcionar un medio seguro para que una persona demuestre su identidad, y eso no preocupa especialmente. Apenas se alzó la voz cuando se introdujeron los pasaportes biométricos, y muchos de nosotros estamos más que contentos de utilizar nuestro rostro o nuestras huellas dactilares para desbloquear el teléfono. Pero la identificación biométrica es otra cosa, y está distorsionando el debate público hasta tal punto que algunas personas empiezan a confundir ambas cosas. La identificación consiste en identificar a una persona en una multitud, por ejemplo, sin ninguna acción por su parte y, en algunos casos, sin su consentimiento. 

Los avances tecnológicos (en ámbitos como el cifrado de datos) combinados con una regulación más estricta pueden proporcionar las garantías adecuadas para limitar los riesgos de uso indebido. Otra forma importante de garantizar el uso responsable de estas herramientas es apoyar un ecosistema de agentes de confianza que combine los conocimientos biométricos más avanzados con un firme compromiso de trabajar dentro de un marco ético claro y exhaustivo. De hecho, esta es la lógica en la que se basa TrUE Biometrics, una iniciativa lanzada oficialmente por Thales para establecer nuestros compromisos con el desarrollo de tecnologías biométricas transparentes, comprensibles y éticas.

El tercer factor que empaña el debate sobre la biometría es la confusión en torno a las nuevas tecnologías en general. La opinión pública, al menos en algunos países, presta una atención desproporcionada a los riesgos frente a los beneficios potenciales, lo que nos impide hacer una evaluación equilibrada. Se puede decir que es una cuestión de precaución, pero ¿hasta qué punto es prudente obstaculizar los nuevos esfuerzos para proteger a millones de personas del robo de identidad? Qué tan prudente es permitir que los delincuentes aprovechen exclusivamente las nuevas tecnologías y el potencial de nuestras sociedades digitales, y limitar ese mismo acceso a las fuerzas del orden simplemente porque existe un riesgo, por pequeño y manejable que sea.

[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]

Copyright © 2023 DERECHOS RESERVADOS alianzaspormexico.com

power by: www.prenet.com.mx